La víspera, en su intervención ante el plenario del evento, el presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que la vida del país vuelve a su cauce habitual y un ejemplo de ello, subrayó, fue la amplia participación en el VEF, con más de cuatro mil delegados de unos 65 países.
Rusia aprovechó para mostrar sus músculos en los más de 70 eventos empresariales, entre mesas redondas, presentaciones y conferencias internacionales, organizados durante el VEF bajo el tema central: ‘Nuevas oportunidades para el Lejano Oriente en un mundo cambiante’.
Esta semana, el Servicio Federal de Estadísticas del Estado (Rosstat) afirmó que el Producto Interno Bruto (PIB) de la nación euroasiática aumentó 4,8 por ciento en el primer semestre de este año en comparación con igual período de 2020.
Por su parte, el ministro ruso de Trabajo y Protección Social, Antón Kotiakov, informó al Foro que el mercado laboral del país recuperó los niveles prepandémicos, con una tasa actual de desempleo del 4,5 por ciento, mientras que el año pasado fue entre 4,6 y 4,7 por ciento.
Consolidado como una importante plataforma empresarial y de negocios para la región Asia-Pacífico, Moscú puso sobre la mesa del cónclave nuevas y atractivas cartas, entre ellas, el anuncio de la aplicación de beneficios fiscales e incentivos económicos sin precedentes para las empresas radicadas en las islas Kuriles.
Putin explicó que el paquete de medidas incluye la exención por 10 años de los principales impuestos sobre la renta, la propiedad, la tierra y el transporte para las compañías nacionales y extranjeras que participen en el desarrollo de esos territorios.
Otro incentivo fue su llamado a priorizar el progreso acelerado del Lejano Oriente, desafío al cual invitó a sumarse a todas las firmas, tanto estatales como privadas, lo mismo del país que foráneas.
En igual sentido, manifestó el interés nacional de promover la cooperación internacional por la Ruta Marítima del Norte. ‘Trabajaremos con todos los que lo deseen’, apuntó el mandatario.
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