Mientras, los funcionarios de las organizaciones privadas dijeron que por ello no podían pagar los salarios a sus empleados, reflejó la agencia de noticias afgana Pajhwok.
Tras la toma de Kabul por el movimiento Talibán se cerraron bancos, centros de cambio de moneda, mercados y oficinas públicas, lo cual provocó una indignación pública que obligó a los bancos y oficinas de cambio a reabrir, pero con acceso limitado e impedimentos.
El banco central del país, Da Afghanistan Bank, informó a otras instituciones que no debían emitir más de 200 dólares o 20 mil afganis a los clientes en una misma semana.
Estados Unidos congeló alrededor de nueve mil millones de activos extranjeros de Afganistán y suspendió indefinidamente la ayuda financiera al país centroasiático.
Sher Baz Kameen, director de la Cámara de Industrias y Minería de Afganistán, dijo que actualmente hay cinco mil fábricas activas, en las cuales trabajan directa o indirectamente 1,2 millones de personas.
Apuntó que debido a las restricciones del sistema bancario la mayoría de los trabajadores de las plantas no pueden recibir sus salarios.
Kameen pidió a la comunidad internacional que responda positivamente a las sugerencias de los empresarios afganos y libere los fondos bloqueados.
Khan Jan Alkozai, miembro de la Cámara de Comercio e Industria de Afganistán, al criticar la congelación de los activos indicó que el ciclo económico cayó un 90 por ciento en los últimos 20 días, afectando a la población, el comercio y al gobierno.
Pidió la eliminación de las sanciones impuestas a Kabul y afirmó que la economía nacional fracasará con el 90 por ciento de la población enfrentada a la pobreza y al borde de un desastre humanitario si la situación no mejora en los próximos meses.
El movimiento Talibán controla la nación desde mediados de agosto, mientras Estados Unidos y la OTAN retiraron sus tropas luego de 20 años de ocupación militar.
Los combatientes radicales islámicos dominan una nación más empobrecida que hace dos décadas, con 11 millones de refugiados, cinco millones de desplazados internos y la mayor parte de la población al borde de la hambruna.
Muchos afganos temen el regreso del estricto régimen talibán, cuyo primer gobierno entre 1996 y 2001 cometió una serie de abusos, sobre todo contra mujeres, niñas y minorías étnicas.
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