Lo importante es saber que en las seis refinerías y 47 depósitos de almacenamiento del país hay combustible suficiente, no hay escasez, aseveró el ministro de Transporte, Grant Shapps, en declaraciones a la cadena Sky News.
Desde la víspera se reportan largas filas de automóviles en gasolineras de Londres y otras ciudades del Reino Unido, al punto de que varias estaciones de servicio se vieron obligadas a limitar las cantidades a adquirir y otras cerraron tras agotar sus existencias.
La crisis se desató a mediados de la semana pasada, cuando las compañías British Petroleum, Esso y otras petroleras anunciaron que la falta de choferes para los camiones cisternas estaba afectando el abastecimiento de sus puntos de venta de combustible.
Shapps afirmó este domingo, sin embargo, que el Gobierno implementará un paquete de medidas para solucionar la crisis, la cual atribuyó a la suspensión de las pruebas de conducción por la Covid-19, pero que otros sectores, entre ellos la Asociación de Transportistas, la achacan a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) en 2020. Según se anunció, las autoridades de inmigración extenderán cinco mil visas a camioneros extranjeros que deseen trabajar en el Reino Unido, pero solo durante los próximos tres meses.
También se facilitará la entrada temporal al país de otros cinco mil trabajadores del sector avícola, y se capacitará a cuatro mil choferes británicos para que puedan conducir los pesados vehículos por las carreteras del país.
El ministerio de Defensa también aportará examinadores para aumentar la capacidad de los centros de pruebas de conducción para camioneros.
La Asociación de Transportistas considera que hay un déficit de 100 mil conductores, como resultado de la suspensión de los exámenes por la Covid-19 como la salida de miles de choferes extranjeros tras el Brexit, que puso fin al libre movimiento de personas entre el Reino Unido y el continente europeo.
El líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, achacó la crisis actual a la falta de planificación del Gobierno conservador.
Sabíamos que tras abandonar la UE necesitaríamos un plan de contingencia para lidiar con esta situación, afirmó Starmer.
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