La edificación de la obra prosigue bajo pautas sanitarias en medio de los azotes de la Covid-19, subrayaron directivos del ministerio de Turismo y Antigüedades durante un encuentro con el presidente de Egipto, Abel Fattah El-Sisi, quien supervisa con frecuencia el avance del proyecto.
La inauguración del recinto expositivo que ocupa en total unas 50 hectáreas fue aplazada de 2020 al año actual para conseguir la finalización de todos los trabajos, no obstante las restricciones derivadas de la pandemia y garantizar la mayor asistencia de público posible, fundamentalmente visitantes foráneos.
Tal complejo abrigará millares de piezas sobre la civilización egipcia, desde la etapa faraónica hasta la grecorromana, descubiertas a lo largo de varias décadas de pesquisas.
A la par con las faenas constructivas, restauradores retocan en laboratorios miles de objetos llegados al museo y que serán expuestos posteriormente.
Algunos de sus muros están alineados con las pirámides de Kefrén, Micerinos y la legendaria Keops, la única de las siete maravillas de la antigüedad que perdura.
Dicho recinto incluirá un espacio expositivo diseñado para el esparcimiento de los niños, un centro de convenciones y uno con fines educativos, además del dedicado a las misiones conservacionistas, puntualizaron funcionarios.
Inaugurado en 1902, el actual Museo Egipcio del Cairo en la plaza Tahrir resulta insuficiente para mostrar el esplendor de tiempos pretéritos, particularmente de la etapa faraónica, conocida fundamentalmente a través de estatuas, máscaras, templos y decorados sarcófagos, sin olvidar sus momias.
En sus bodegas permanecen resguardados vestigios del pasado, que por razones de espacio no pudieron exhibirse y son trasladados ahora al nuevo edificio.
Considerada por algunos como la cuarta pirámide, la edificación será el mejor legado para las futuras generaciones, opinan amantes de la historia y la arqueología.
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