La administración del presidente Donald Trump cambió su postura, de agosto último, a dos días de la firma en esta capital del acuerdo comercial de fase uno entre los dos países.
Esa última iniciativa, anunciada el 31 diciembre por el mandatario republicano, pretende frenar la guerra comercial de Washington contra Beijing de casi dos años de duración.
Mediante la referida designación de cinco meses atrás, que fue ejecutada por el secretario norteamericano, Steven Mnuchin, se agudizó el conflicto promovido por Trump.
China ha hecho compromisos obligatorios para abstenerse de la devaluación competitiva, al tiempo que promueve la transparencia y la rendición de cuentas, anotó Mnuchin este lunes en un comunicado.
Reportes de prensa expusieron que el gigante asiático no cumplía con los criterios descritos en una ley estadounidense de 2015 para designar formalmente a un país como manipulador de divisas.
Mnuchin, agregaron, se basó en agosto en una ley comercial de 1988 que tiene una definición más flexible sobre la manipulación cambiaria para justificar tal decisión.
Según el último informe semestral de divisas del Departamento del Tesoro, Estados Unidos examina a 20 países para detectar posibles manipulaciones monetarias.
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