El Ministerio de Seguridad Pública desplegará oficiales en aeropuertos, estaciones de autobuses y terminales de trenes a fin de apoyar la supervisión de pasajeros y trasladar a los sospechosos de contraer el patógeno hacia los sitios de cuarentena.
Los policías velarán por el paso expedito de ambulancias y vehículos con insumos médicos, estarán presentes en hospitales y combatirán cualquier intento por bloquear carreteras o establecer puntos ilegales de chequeos de salud.
Asimismo, lanzarán operaciones contra el contrabando de fármacos, equipos médicos y animales salvajes, sancionarán la obstrucción de las campañas de control y prevención epidemiológica, y la difusión de rumores sobre el brote de coronavirus.
Todas esas acciones responden a la proliferación de incidentes que alteran el orden social como insultos al personal médico, vandalismo a sitios de salud y el cierre de carreteras.
Incluso, algunos individuos por su cuenta establecieron puntos de control de temperatura y excluyen a quienes proceden de la provincia de Hubei y su capital Wuhan, el epicentro de la epidemia.
El Gobierno y el Partido Comunista de China insisten en la unidad de toda la ciudadanía como una herramienta indispensable en la actual batalla contra el coronavirus, que entró en una etapa crítica con su expansión por el todo el país y a otras partes del mundo.
La prensa refuerza ese llamado al advertir que el escenario podría complicarse más aun, específicamente cuando terminen los feriados y empiecen a regresar millones de personas desde sus tierras natales.
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