A través de una comunicado de su embajada en Washington, la nación asiática denunció el empeño de la Casa Blanca de usar a la región administrativa especial como instrumento para amenazar su estabilidad y seguridad nacional.
Ratificó que Beijing no permitirá jamás ningún tipo de intromisión en un asunto de índole interna, al defender su soberanía sobre el territorio sureño.
Como otro país –acotó- el Gobierno central de China es responsable de mantener y proteger la seguridad nacional. Ese es justo el propósito de la decisión de la Asamblea Popular Nacional (Parlamento) de formular leyes de seguridad para Hong Kong.
Finalmente, la nota remarcó que la norma buscar afianzar la efectiva implementación de la política Un país, dos sistemas; asegurar mejores condiciones para el desarrollo y no afectarán los derechos y libertades de la población, así como los intereses de los inversores extranjeros en concordancia con la ley.
También tiene como propósito esencial neutralizar la organización y ejecución de actos de terrorismo, secesión, subversión del poder del Estado y de intromisión foránea.
Hace unas horas, el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó a su administración comenzar el proceso para eliminar los beneficios concedidos a Hong Kong, ante el avance de la citada legislación.
La medida «afectará la gama completa de acuerdos con la región administrativa especial tanto en el trato preferencial como un territorio de viaje y aduanas separado del resto de China».
Además, Estados Unidos anunció que desde el 1 de junio quedan canceladas las visas a algunos estudiantes e investigadores chinos, bajo el argumento de que incurren en robo de propiedad intelectual.
Todas estas acciones se materializan en un contexto de creciente y peligrosa tensión entre ambas potencias y las colocan en el peor momento de sus complejas relaciones bilaterales.
De hecho, hace una semana el canciller chino, Wang Yi, advirtió del peligro de entrar en una Guerra Fría de persistir las fricciones en múltiples terrenos.
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