El Ministerio de Relaciones Exteriores notificó hace pocas horas a la embajada norteamericana sobre la revocación de la licencia para el establecimiento, realización de actividades comerciales y otras funciones de dicha sede diplomática.
La Cancillería recordó que Estados Unidos provocó este incidente con su decisión unilateral y sorpresiva de cerrar el consulado chino en Houston, un hecho que calificó de afrenta seria a los protocolos y tratados internacionales.
Según enfatizó, se trata de una medida necesaria que Beijing tomó en legítima defensa ante las maniobras irrazonables de la Casa Blanca.
“La actual situación entre China y Estados Unidos es algo que no deseamos ver y toda la responsabilidad recae en la parte norteamericana. Una vez más urgimos a Estados Unidos dar mar atrás de inmediato a su decisión errónea y crear las condiciones necesarias para reencauzar las relaciones bilaterales a la normalidad”, concluyó.
La Casa Blanca dio de plazo hasta este viernes al consulado chino para que sus funcionarios abandonen el país, tras ordenar el cese de sus operaciones a principios de semana.
Para la nación asiática se trata de un acto injustificado y una provocación política que sabotea los nexos mutuos y atiza la escalada de presiones contra China y sus representantes en suelo norteamericano.
Deploró que Washington siga empeñado en estigmatizar y atacar el sistema social de China, acose al personal diplomático, intimide e interrogue a los estudiantes, los arreste y confisque sus equipos electrónicos sin causa alguna.
Esa maniobra, junto a su insistencia de entrometerse en cuestiones sensibles como el Tíbet, Hong Kong, Xinjiang y Taiwán coloca a las relaciones bilaterales en su peor etapa e incluso recientemente el canciller Wang Yi alertó de que empuja a ambas potencias hacia la Guerra Fría.
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