Aun cuando los problemas no cesan, los directivos del bloque detuvieron sus labores y tomaron un descanso relativo y atípico, tras el cual retoman ahora una agenda llena de retos, entre ellos el enfrentamiento a la pandemia de la Covid-19, la ratificación del presupuesto plurianual y las negociaciones con Reino Unido sobre el Brexit.
Luego de siete meses extremadamente complejos, los representantes de la alianza comunitaria vuelven en septiembre a analizar posibles soluciones a asuntos que pusieron a prueba su capacidad de respuesta y la unidad del bloque en múltiples ocasiones.
Además de buscar acciones más efectivas contra el coronavirus SARS-CoV-2 y de intentar evitar los rebrotes en diversos países, la UE deberá completar el proceso de aprobación del presupuesto a largo plazo, lo cual depende de la Eurocámara.
También comenzará la evaluación de los proyectos de reforma de cada Estado miembro, condición para acceder al dinero del plan de recuperación económica, aprobado el 21 de julio.
Por otra parte, la alianza comunitaria intentará llegar a un acuerdo sobre las relaciones futuras con Reino Unido antes de finales de octubre, sin el cual tendrá lugar el llamado Brexit duro y ambas partes se enfrentarán a graves consecuencias socioeconómicas.
Según lo previsto, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 participarán en una cumbre presencial el 15 y 16 de ese mes y, de alcanzar un pacto con Londres, los parlamentos nacionales y el regional deberán ratificarlo antes del 31 de diciembre.
También está planificada la presentación de una propuesta de la Comisión Europea sobre la Política de Asilo y Migración de la UE, tema pendiente desde hace años y que podría ser analizado en septiembre.
En ese mes, se prevé que los eurodiputados regresen a Estrasburgo, Francia, e inicien su sesión plenaria el día 14.
Todo lo anterior depende del comportamiento de la Covid-19, cuyos rebrotes pudieran poner en riesgo el cronograma planteado y muchos otros aspectos de la vida social y económica de la región.
¿LECCIÓN APRENDIDA?
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, hasta el 17 de agosto en el viejo continente se registraron más de tres millones 900 mil casos positivos de Covid-19 y más de 214 mil fallecimientos por dicha causa.
Tras vivir un escenario crítico en marzo -cuando Europa fue declarada epicentro de la pandemia-, la UE pareció tener un respiro durante los meses posteriores, pero en las últimas semanas se observa un repunte de los contagios en varios de los Estados miembros.
En naciones como Polonia, Alemania, Grecia, Países Bajos, Francia, Portugal y España fue necesario retomar medidas restrictivas para intentar contener la tendencia al alza de los nuevos casos detectados y los especialistas temen un empeoramiento considerable de la situación existente.
Aunque muchos aseguran que la UE aprendió la lección, aún queda por ver si será capaz de enfrentar esta nueva etapa con más eficacia y, sobre todo, solidaridad.
No obstante, las resoluciones de la directiva comunitaria sobre salud y control de fronteras son entendidas como recomendaciones y depende de cada uno de los 27 el curso que tomen los acontecimientos.
Aproximadamente cada dos semanas, el bloque realiza una revisión del listado de países cuyos ciudadanos pueden viajar a la UE, el cual quedó reducido a 10 el pasado 8 de agosto (Australia, Canadá, Corea del Sur, Georgia, Japón, Nueva Zelanda, Ruanda, Tailandia, Túnez y Uruguay).
El 17 de marzo de este año, la alianza anunció el cierre de sus fronteras exteriores por primera vez en su historia y por un período de 30 días, pero, debido al empeoramiento de la situación epidemiológica en la región y el mundo, fue necesario prorrogar esa medida.
Los líderes de la UE intentan regular una reapertura lo más organizada posible y sugiere los Estados más confiables, según sus parámetros, pero la aplicación de esas decisiones se lleva a cabo en función de los intereses de los 27.
Lo mismo ocurre con las medidas sanitarias y con acciones de otra índole que responden al funcionamiento interno de cada Estado y quedan fuera de las manos de Bruselas.
Para septiembre, por ejemplo, varias naciones anunciaron la vuelta de los estudiantes a las escuelas, lo cual representa un gran reto y requerirá un gran esfuerzo de las entidades educativas.
PRESUPUESTO Y PLAN RECUPERACIÓN
Aprobados en julio, el plan regional de recuperación para enfrentar la crisis generada por la Covid-19 y el Marco Financiero Plurianual para el período 2021-2027 fueron presentados como logros históricos por los líderes de la UE.
No obstante, dichos elementos de la estrategia comunitaria deben ser ratificados por la Eurocámara, que se opone a los recortes realizados al presupuesto a largo plazo en sectores esenciales y advierte que la cuestión del reembolso de la deuda no está resuelta aún.
Programas emblemáticos de la UE para la protección del clima, la transición digital, sanidad, juventud, cultura, investigación o gestión de fronteras están en riesgo de sufrir una reducción inminente de la financiación, alertaron los eurodiputados.
Además, manifestaron su preocupación sobre los mecanismos para el pago de la deuda y recordaron que la recuperación no debe reducir la capacidad de inversión ni dañar al contribuyente nacional.
Por otra parte, comunicaron su desacuerdo con disminuir las exigencias relacionadas con el respeto al Estado de Derecho a las naciones beneficiadas con el nuevo plan.
En una resolución aprobada con 465 votos a favor, 150 en contra y 67 abstenciones, el Parlamento Europeo indicó que no acepta el acuerdo político del Consejo y no dará su visto bueno hasta que se realicen los cambios necesarios.
Con tal propósito propuso llevar a cabo negociaciones con la directiva comunitaria, las cuales deben culminar antes de que finalice octubre.
En el caso de que no sea aprobado un nuevo presupuesto a tiempo, las leyes regionales contemplan la extensión del actual, recordó el texto.
BREXIT: ¿LA HISTORIA SIN FIN?
Desde el referendo de 2016, cuando el 52 por ciento de los británicos votó a favor del Brexit, el Reino Unido y la UE han recorrido un camino tortuoso, que amenaza con complejizarse aún más en el último tramo.
Luego de largas y enrevesadas conversaciones, ese país se retiró de manera oficial del bloque el 31 de enero de este año y comenzó entonces un plazo de 11 meses para negociar los términos de la futura relación comercial entre ambas partes.
La séptima ronda de intercambios sobre ese tema tuvo lugar del 18 al 21 de agosto y concluyó con pronunciamientos pesimistas de los representantes de los dos bandos.
El jefe de los negociadores británicos, David Frost, afirmó que la insistencia de la parte europea en llegar a un acuerdo sobre la ayuda estatal y la pesca antes de pasar a otras áreas, hace “innecesariamente difícil” lograr un avance.
Desde un principio dejamos claro que queremos firmar un pacto de libre comercio similar a los ya suscritos por la UE con otros países, y sellar arreglos prácticos para la cooperación en áreas como la aviación, los programas científicos y el cumplimento de las leyes, señaló.
Por su parte, el representante de la UE, Michel Barnier, afirmó que se sentía “decepcionado y preocupado” por la falta de progreso en las conversaciones y acusó al Gobierno británico de querer acceder al mercado único europeo sin aceptar las normas comunitarias.
Como están las cosas hoy, es muy poco probable que se logre un acuerdo entre el Reino Unido y la UE. Simplemente, no puedo entender por qué estamos perdiendo un tiempo tan valioso, indicó.
Según la planificación pactada, la octava ronda de pláticas comenzará el 7 de septiembre en Londres, pero, si se cumplen los peores pronósticos y antes de que finalice el 2020 no se llega a un convenio ni se prorroga el llamado período de transición, las partes tendrán que comerciar bajo las reglas y tarifas establecidas por la Organización Mundial del Comercio.
Así las cosas, a los 27 les espera un cuatrimestre complicado y abrumador, plagado de asuntos cuya solución es impostergable, pero difícil.
Una vez más estará a prueba la validez y eficacia de una alianza cuyo desempeño fue muy criticado a inicios de 2020.
arb/gas
*Periodista de la Redacción Internacional de Prensa Latina