Una de las marchas tuvo como escenario la aldea de Mughayir, situada al norte de Ramallah, donde los uniformados lanzaron gases lacrimógenos contra los asistentes a la movilización, convocada por el movimiento Al-Fatah.
De acuerdo con el periódico, editado en Jerusalén, los participantes en la manifestación condenaron un proyecto israelí para levantar otra comunidad en las inmediaciones de esa demarcación, donde los colonos establecieron un puesto de avanzada.
El jefe de la Autoridad de Resistencia al Muro, Walid Assaf, aseguró que las concentraciones de repudio proseguirán hasta tanto Israel desista de sus intenciones.
Como reacción, los palestinos respondieron a la agresión israelí, lo que desató violentos enfrentamientos, añadió Al-Quds.
Según el rotativo, este viernes hubo otra movilización similar en Kafr Qaddum, al este de Qalqilya (Cisjordania), con iguales propósitos.
Tras el inicio de la marcha semanal, los soldados atacaron a sus protagonistas con gases lacrimógenos, municiones reales y balas recubiertas de goma, además prepararon emboscadas para arrestar a los aldeanos que decidieron sumarse, afirmó Murad Shteiwi, coordinador de dicha demostración.
Fue necesario -dijo- apelar a la asistencia de equipos especializados de urgencia para socorrer a los lesionados.
Líderes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), denunciaron que el gobierno sionista está en una carrera contrarreloj para imponer hechos consumados antes de que su aliado el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, abandone la Casa Blanca en enero venidero, como está previsto.
A comienzos de año Trump presentó el cuestionado Acuerdo del Siglo en virtud de cual Israel podría anexar a su territorio hasta un 30 por ciento de Cisjordania.
La ANP recabó apoyo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a fin de convocar a una conferencia internacional de paz en 2021, dirigida a encauzar un proceso de negociaciones con Tel Aviv para poner fin a la ocupación.
Su presidente, Mahmoud Abbas, aclaró que dichas pláticas deberán sustentarse en las resoluciones emitidas por la ONU, varias de las cuales declaran ilegales los asentamientos judíos en Cisjordania y piden la paralización de las actividades de los colonos allí.
Los líderes palestinos, encabezados por Abbas, insisten en reclamos históricos como el establecimiento de un Estado soberano y continuo, en las fronteras anteriores a la guerra de 1967 y Jerusalén oriental como su capital.
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