De acuerdo con la agencia Xinhua, se trató de una acción del Ministerio de Seguridad Pública (Interior) lanzada simultáneamente en Beijing y en las provincias Jiangsu y Shandong, en la que se confiecaron bulbos que contenían una solución salina y se comercializaban a precios elevados.
Los traficantes distribuyeron el producto en varias ciudades del país y lograron enviar algunos lotes a África.
Como parte de la campaña, las autoridades supervisaron a las farmacéuticas chinas para corroborar si tenían vínculos con las sustancias de contrabando.
El Ministerio lanzó la operación ante crecientes reportes sobre esa actividad ilícita dentro del país y también en el exterior.
A finales de 2020 trabajó junto a las embajadas chinas para monitorear la introducción ilegal de los preparados y las sedes diplomáticas en Sudáfrica, Italia, Uganda y Costa de Marfil alertaron a la diáspora para que se abstuvieran de comprarlos, tras descubrir las ofertas en las redes sociales.
Según se supo, los traficantes publicaban anuncios en plataformas como la popular WeChat –similar de Whatsapp aquí-, y su blanco era mayormente jóvenes que estudian en otros países, y cobraban entre tres mil y siete mil yuanes (casi 500 y mil dólares) por aplicar dos dosis de forma simultánea o en un plazo de dos días.
Utilizaban la llamada ‘web oscura’ para evitar ser rastreados, las principales vacunas en oferta eran las de Sinopharm y Sinovac, y les pedían a los compradores datos como el nombre real, número de identidad y dirección particular.
Algunos se presentaban como trabajadores de dichas farmacéuticas, sus servicios incluían información detallada de cada sustancia y la emisión de certificados idénticos a los oficiales.
En China los supuestos lugares de vacunación eran hospitales públicos y hoteles asociados con agencias médicas que radican en Beijing, la capital.
El periódico italiano Il Fatto Quotidiano reportó las denuncias de muchos médicos sobre un considerado número de ciudadanos que adquirieron productos de origen desconocido, pero las sospechas apuntaron a que las llevaron chinos residentes en la nación europea.
De igual manera, en Japón circularon noticias acerca de individuos acaudalados que accedieron a inmunizantes procedentes del gigante asiático.
Tanto Sinopharm como Sinovac negaron que tengan individuos o agentes para comercializar sus medicamentos.
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