Convocada por la Asociación Nacional de Transporte Autónomo de Brasil, que representa a unos cuatro mil 500 camioneros del país, la inacción no tiene un respaldo mayoritario entre las principales entidades del sector.
La Confederación Nacional del Transporte (CNT), que participó en el paro de 2018, informó el jueves que no avala la actuación de los autónomos.
El presidente de la CNT, Vander Costa, confirmó que ‘no apoya ningún tipo de huelga de camioneros y reafirma el compromiso del sector del transporte con la sociedad’.
Argumentó en una nota que, si hay algún movimiento de esta naturaleza, los transportistas garantizarán el abastecimiento nacional, ‘siempre que se garantice la seguridad en las carreteras’.
Esta confederación agrupa a 26 federaciones y cuatro sindicatos nacionales, que representan a 155 mil empresas.
Contraria a esta posición, la Confederación Nacional de Trabajadores del Transporte y la Logística, con 800 mil camioneros en su base, ratificó su adhesión a la paralización.
De igual manera, la Federación Única de Petroleros, que agrupa a los sindicatos del combustible, también declaró su apoyo a la inactividad.
Bajo este contexto, el presidente Jair Bolsonaro llegó a pedir a los camioneros que suspendieran la propuesta de huelga, pero la categoría aseguró que el paro se mantendrá si no se cumplen las exigencias.
‘Reconocemos el valor de los camioneros para la economía, les pedimos que no vayan a la huelga, que todos perderemos’, advirtió el mandatario ultraderechista.
Además de los valores del diésel, los camioneros expresan molestia por un proyecto oficial que promueve el transporte de mercancías por barcos, lo cual sería una dura competencia y les haría perder muchos fletes.
Desde todos los sectores de la sociedad emana la preocupación por la posible huelga de los transportistas, pues la de 2018 paralizó a casi todo el país durante 11 días y provocó severos daños a la economía.
Aquel paro provocó una fuerte carestía y resultó superado después que la administración del entonces presidente Michel Temer (2016-2016) aceptó algunas demandas de los huelguistas.
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