Si bien ese territorio de la nación suramericana permanece libre de la Covid-19 desde hace varios meses, la situación epidemiológica actual imposibilitó a los turistas participar en esa ceremonia, considerada como la mayor acontecida en la subregión de la Polinesia.
Con una asistencia de miles personas cada año y conformada por ritos, costumbres y competencias deportivas, la festividad pretende mantener viva la cultura local y rendir tributo a los ancestros.
Desde marzo de 2020 la isla permanece cerrada a los visitantes como consecuencia de la pandemia, y, en esta oportunidad, experimentó su primera versión sin público extranjero desde 1968.
Precisamente, esa peculiaridad constituyó para los nativos un motivo de reencuentro de los 36 clanes de la familia de Rapa Nui, sitio próximo al comienzo del proceso de vacunación para su reapertura.
El pueblo de ese lugar adoptó sus propias medidas sanitarias e implementó como forma de cuarentena el ‘tapu’, técnica hereditaria centrada en la convivencia y respeto a las normas de la naturaleza, y el cierre de los aeropuertos.
El programa de este año de la nombrada ‘Semana de Rapa Nui’, en idioma local, comenzó el 28 de enero último con la presencia de sus cerca de ocho mil habitantes en actividades como triatlón, remo sobre pequeñas balsas y el canotaje.
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