La investigación abarca un periodo de la Prehistoria, caracterizado por grandes cambios climáticos y medioambientales, y comprende la época de la transición denominada como Pleistoceno- Holoceno, aproximadamente entre 18 mil y ocho mil años atrás.
El análisis responde al interés de la comunidad científica por conocer la relación entre cambio climático, ser humano y recursos y, en este sentido, aporta una proyección futura para entender la capacidad de adaptación y resiliencia frente a los fenómenos naturales, sostienen los expertos.
La indagación, desarrollada por especialistas de varios centros de altos estudios europeos, examina las dataciones de Carbono 14, técnica radiocarbónica para medir la antigüedad de los restos arqueológicos, con el propósito de conocer las transformaciones en el tamaño de los asentamientos.
El trabajo, publicado por la reconocida revista científica Philosophical Transactions of the Royal Society B, muestra una evaluación completa de las adaptaciones humanas, el tránsito entre el último periodo glaciar y el primer holoceno e identifica una primera fase del crecimiento demográfico.
Los científicos aseguran que, a diferencia de lo percibido en otras regiones de la península Ibérica, la investigación visibiliza una correlación entre crecimiento de la comunidad y los cambios en la productividad marina en las desembocaduras.
De acuerdo con los resultados, esos pobladores generaron respuestas adaptativas exitosas respecto a su dieta y al patrón de asentamiento en el periodo mesolítico, enmarcado hace ocho mil 300 años, e, incluso, aumentaron en tamaño y densidad por una mayor dependencia de las fuentes marinas de alimentos.
Durante dos años los arqueólogos laboraron en la recopilación de datos de 70 yacimientos prehistóricos repartidos por la fachada atlántica, de más de 370 fechas de radiocarbono y restos humanos.
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