Para alcanzarlo la OIT comenzó a trabajar en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2016, con la introducción de una Política de Sostenibilidad Ambiental y un Sistema de Gestión Ambiental en aras de mejorar las operaciones de la organización con respeto al medio ambiente.
En los últimos cuatro años se han aplicado varias medidas para reducir el impacto ambiental en la sede de la OIT en Ginebra, donde el 80 por ciento del volumen de residuos del edificio se recicla o se compostan.
Las emisiones de carbono restantes se compensan mediante la compra de certificados de reducción de emisiones, que contribuyen al Fondo de Adaptación creado en virtud del Protocolo de Kioto para financiar proyectos y programas concretos de adaptación en los países en desarrollo, especialmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático.
Los esfuerzos de la OIT forman parte de una estrategia más amplia dentro del sistema de las Naciones Unidas denominada Greening the Blue (Enverdeciendo el azul), la cual comenzó el 5 de junio de 2007, con un llamado a todas las agencias, fondos y programas de la ONU para volverse verdes.
‘La pandemia de la COVID-19 ha sido muy disruptiva, pero también ha tenido un efecto positivo, nos ha ayudado a ser más conscientes en cuestiones medioambientales. Ahora sabemos que muchos de nuestros servicios a los mandantes pueden prestarse con bajas emisiones de carbono’, dijo Moustapha Kamal Gueye, jefe de la unidad de Empleos Verdes de la OIT.
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