La exposición, prevista hasta el mes de mayo, reencontrará al público ibérico con un autor menos conocido en ese país que contemporáneos suyos como Vasili Kandinski, precursor del arte abstracto en pintura y teórico del arte.
Desde hace dos décadas, España no recibe una exhibición del artista, caracterizado por su indagación sobre las facciones del rostro humano, la peculiaridad de sus retratos, colores fuertes y expresividad.
Su obra refleja una búsqueda religiosa, espiritual y mística, por lo cual trasciende, desde los primeros años del siglo XX, como uno de los más destacados impulsores de un lenguaje libre y expresivo.
Datos de su biografía indican que Jawlensky, proveniente de una familia acomodada rusa, tras visitar una muestra de arte en la Exposición Universal de Moscú de 1880, viajó a San Petersburgo como miembro del ejército y, a su vez, desarrolló estudios de bellas artes.
Ese momento específico aparece en sus memorias dictadas en 1941 y, si bien el retrato constituye su sello personal, el artista ruso también reflejó los paisajes de sus años en Suiza y cuadros abstractos de meditaciones cuando una enfermedad degenerativa afectó su capacidad para pintar.
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