En una declaración, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación caribeña esclareció un comunicado de la cancillería colombiana referido a la alerta de la isla sobre un presunto ataque militar en Bogotá.
De acuerdo con el sitio Cubaminrex, la embajada cubana en Colombia recibió información acerca de la alegada agresión por parte del Frente de Guerra Oriental del Ejército de Liberación Nacional (ELN) a realizarse en los próximos días en la capital del país sudamericano.
De inmediato, fue advertida la Delegación de Paz del ELN en La Habana, ‘la cual expresó total desconocimiento sobre la misma y reiteró que no tenía ningún involucramiento en las decisiones militares u operaciones de la organización’, dice el comunicado.
Ante una averiguación de este carácter, el embajador de La Habana en Colombia, José Luis Ponce, rápidamente solicitó, el sábado 6 de febrero a las 19:49 (hora local), una entrevista con la canciller colombiana, Claudia Blum, u otro funcionario, para mantenerlos al tanto.
A las 20:39 horas, fue posible el contacto con el vicecanciller Francisco Echeverry, pero, como estaba fuera de la capital, solo se le pudo adelantar telefónicamente el contenido de la información, la cual agradeció.
‘A pesar de nuestro interés manifiesto por sostener el encuentro de inmediato’, Echeverry fijó una reunión para el lunes 8 de febrero, a las 10:00 horas, cita concretada a las 17:15 horas de ese día, aclaró Cubaminrex.
Allí, el representante cubano entregó al vicecanciller un Memorando que contenía la información llegada a la sede diplomática de la isla.
Sin embargo, ‘observamos entonces con sorpresa que un asunto de seguridad, sensible, tratado con la mayor discreción y urgencia por parte de nuestro país, fuera entregado inmediatamente a los medios de comunicación’, precisó el comunicado.
Finalmente, el jueves 11 de febrero, José Luis Ponce fue recibido por Claudia Blum, pero, tres días antes, el Alto Comisionado para la Paz, en una declaración a la prensa, ya había utilizado el dato de seguridad como pretexto para atacar a Cuba, alimentar las diferencias entre ambos gobiernos y dañar el proceso de paz.
En ese contexto, en la declaración Cuba ratificó que cumplirá rigurosamente su obligación, como garante y sede del diálogo pacifista, y pidió compromiso, coherencia y responsabilidad.
Además, mostró preocupación por los incumplimientos e intentos de modificación del Acuerdo de Paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), así como por el creciente número de asesinatos y masacres de ex miembros de la guerrilla, líderes sociales y defensores de los derechos humanos en Colombia.
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