Suscrito por Daniel Larison, editor principal en TAC, con publicaciones en medios estadounidenses como The New York Times Book Review y Dallas Morning News, el informe valora que con sus sanciones Washington castiga a pueblos y no van a ninguna parte.
La exposición cita al comentarista político estadounidense y exeditor de la revista The New Republic, Peter Beinart, según el cual Estados Unidos tiene un enorme poder para dañar las economías de otras naciones, pero ejercer este poder estrangulando a decenas de millones de personas con sanciones es intrínsecamente ‘abusivo y erróneo’.
En sus valoraciones el experto se refiere a las medidas que aplica la Casa Blanca contra la Republica Popular Democrática de Corea, Siria, Irán, Cuba y Venezuela, entre otras naciones, y subraya que Estados Unidos no tiene derecho a dictar las políticas internas y externas de otros países.
Arreglar nuestro retorcido debate sobre las sanciones llevará mucho tiempo, pero hay algunos signos prometedores de que ya se produce un cambio de mentalidad sobre estas políticas, precisa Larison.
En los últimos años, el uso de represalias de gran alcance se somete a un mayor escrutinio debido al frecuente uso de las mismas por parte de la administración Trump, señaló.
Un mayor número de congresistas, aseguró, comenzó a manifestarse en contra de estas políticas, y algunos propusieron leyes para exigir que se rindan cuentas sobre el impacto humanitario de esos castigos.
Acentúa el experto que el gobierno del presidente Joe Biden revocó la designación de los hutíes, en Yemen, como terroristas porque reconoció la desastrosa hambruna que habría provocado si hubiera seguido en vigor esa política.
Al llamar al cese de las sanciones y a la política de ‘máxima presión’ contra otros Estados, el informe aboga por ‘dejar claro a la opinión pública y al Congreso que las sanciones amplias son un tipo de guerra y que Estados Unidos tiene que dejar de librar esta guerra contra los civiles’.
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