Desde las fuertes nevadas que llegan hasta el norte de México, Estados Unidos suspendió las ventas del combustible, incluso domésticas, alegando congelamiento en los ductos y escasez para enfrentar los apagones y distribución doméstica, lo cual tiene a miles de hogares sin siquiera poder encender las estufas para cocinar.
Algo similar ocurre en el norte de México, particularmente desde Sonora hasta Nuevo León, donde un apagón afectó durante más de 48 horas a cuatro millones 600 mil hogares en medio de la ola de frío polar, aunque desde ayer ya está restituido el servicio al ciento por ciento.
La escasez obligó al Gobierno mexicano a comprar de urgencia cientos de toneladas de gas doméstico que llegan al país trasladados en cuatro barcos.
La inesperada situación dio pie a que el presidente Andrés Manuel López Obrador tomara la crisis como ejemplo de por qué el congreso debe apoyar la reforma a la ley de energía, que busca la independencia en el abastecimiento de gas y de todas las fuentes energéticas, a lo cual se opone parte del empresariado y partidos adversos al Gobierno.
Clouther anunció que contactaron al representante del Gobierno de Estados Unidos en México para cortar la afectación a la industria por falta de gas, y garantizar el abasto en México, sobre todo a los hogares por las consecuencias trágicas del intenso frío.
Enfatizó en que México es consciente de los momentos complicados que vive Estados Unidos por las heladas, pero de no actuar en conjunto los resultados podrían ser más complicados.
Alrededor de 120 mil empleados de empresas maquiladoras en el norte de México, así como de restaurantes y cocinas populares de Ciudad Juárez, Chihuahua, que surten comida a empresas con miles de trabajadores, dejaron de recibir combustible por los cortes al suministro anunciados ayer por la empresa Gas Natural de Juárez.
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