Festejos de todo tipo, incluidos bodas y cumpleaños, algunos con cientos de personas, se celebran sin el debido distanciamiento social ni uso de mascarillas, sobrepasando los aforos permitidos, molestando a los vecinos y, para colmo, violando el toque de queda que ya se prolonga por casi un año.
Medios de prensa reflejan este domingo lo que parece ser casi un desafío a las autoridades, pues en la madrugada del sábado decenas de personas se congregaron en pleno Paseo Bulnes, en el centro de esta capital, incumpliendo todas esas normas y consumiendo alcohol en abundancia.
Lo más significativo es que el jolgorio se llevó a cabo a una cuadra del palacio de La Moneda, y muy cerca también de una sede de la policía de Carabineros de Chile y del Ministerio de Salud.
Pero según declararon vecinos a medios locales, la reunión se realiza todos los días, comenzando como una sesión de clases de baile que luego se convierte en una fiesta que se prolonga hasta la madrugada.
El capitán Cristián Díaz, de la Cuarta comisaría de Santiago, señaló con cierta resignación que ‘hay que entender que las necesidades son múltiples y los recursos son limitados’ explicando que las policías no dan abasto para atender todas las alertas de ese tipo.
En ocasiones resultan detenidas algunas personas, principalmente los organizadores de los eventos, que han tenido que pagar altas multas y enfrentar sumarios sanitarios, aunque no pocos reinciden en las indisciplinas.
Estas no parecen distinguir tampoco clases sociales ni jerarquías, pues lo mismo se celebran en precarias cuarterías (cités) pobladas por inmigrantes que en los barrios más acaudalados, en estos últimos con la asistencia incluso de hijos de algunos legisladores y funcionarios gubernamentales.
Chile acumula, según el último parte oficial, 795 mil 845 infectados por el SARS-CoV-2, y 19 mil 974 muertos desde la detección del primer enfermo en el país el 3 de marzo de 2020, lo que representa una de las tasas más elevadas a nivel mundial atendiendo al número de habitantes del país.
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