Representantes de la Junta de Seguridad neerlandesa y un equipo policial de supervisión de la aviación investigan el incidente y no descartan la apertura de un proceso de investigación criminal.
La compañía Longtail Aviation, propietaria del avión, quiere trasladarlo a Nueva York lo antes posible aunque aseguró cooperar con las investigaciones, según la televisión nacional NOS.
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