Bajo el mando del emperador Menelik II, los etíopes vencieron el 1 de marzo de 1896 en una batalla entre las colinas de Adwa, ciudad del estado de Tigray, a más de 20 mil miembros de las fuerzas coloniales de Italia.
La noche del 29 de febrero de ese año tres columnas italianas avanzaron a duras penas por reducidos caminos rumbo a la nororiental localidad y a las seis de la mañana comenzó el enfrentamiento, saldado con triunfo local menos de seis horas después.
Murieron unos seis mil 500 invasores y seis mil abisinios, y nació la crónica del estado capaz de mantener su independencia ante la saña colonial europea, acontecimiento celebrado los dos primeros días de marzo cuando el año no es bisiesto.
Aquella batalla entre la entonces Abisinia e Italia es considerada una conquista militar honorable, ejemplo de unidad y gran patriotismo, y en ocasión de cumplirse el aniversario 125, la celebración, realizada siempre a voz en cuello, resulta ahora más grande.
Los zulúes derrotaron a los ingleses en Insandlwana (1879), pero la epopeya de Adwa es reconocida como el Día que África derrotó a Europa por su alcance diplomático, toda vez que conminó a las potencias colonialistas a reconocer a Etiopía.
Desde el denominado Cuerno Africano hacia otras zonas del continente circuló entonces un mensaje más afilado que escueto: los africanos pueden defenderse, sus tierras no están completamente sometidas y Europa debe saber que le costará sudor, sangre y lágrima subyugarlos.
Su valor también como fuente de inspiración para vindicar los derechos de la raza negra, marcó las felicitaciones extendidas al pueblo etíope por naciones africanas y las solemnidades de la diáspora o representaciones oficiales en el mundo, los últimos días.
Es argumento, además, en los discursos a propósito de la efemérides del primer ministro, Abiy Ahmed, o de la presidenta, Sahle-Work Zewde, quienes exhortan a la unidad de etnias y religiones, como en Adwa, para promover el desarrollo nacional integral.
Resulta, asimismo, ejemplo, lección, estímulo para todos los pueblos africanos, necesitados de relegar las diferencias, ensamblar esfuerzos, combinar recursos y articular estrategias con el propósito de contribuir a las construcciones nacionales, regionales y continentales de la estabilidad, paz y prosperidad.
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