Durante la visita de cortesía de alrededor de 45 minutos, el Santo Padre subrayó la importancia de la colaboración y amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando el respeto recíproco y el diálogo, se pueda contribuir al bienestar de Iraq, de la región y toda la humanidad, indicó la declaración escrita.
Según la nota, el papa agradeció a su interlocutor ‘porque, junto a la comunidad chiita, frente a la violencia y grandes dificultades de los años pasados, alzó su voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando la sacralidad de la vida humana y la importancia de la unidad del pueblo iraquí’.
Al despedirse del Gran Ayatolá, el Santo Padre reiteró su oración a Dios, Creador de todos, para un futuro de paz y fraternidad para la amada tierra iraquí, para el Medio Oriente y todo el mundo, subrayó.
La entrevista de Francisco con el principal líder religioso chiita de Iraq fue la primera actividad del programa del segundo día de su visita a ese país árabe, el cual incluye también su participación en un encuentro interreligioso en Ur, antes de regresar a Bagdad donde celebrará una misa en la Catedral Caldea de San José.
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