Ubicada en la norteña gobernación de Nínive, ese centro urbano recibirá al sumo pontífice en la iglesia de Al-Tahira que, de 2014 a 2017, durante el brutal reinado de los extremistas fue un lugar de ejecución y tortura.
Los terroristas quemaron ese recinto cristiano porque era el más grande de Iraq y su plan era acabar con todas las religiones ajenas al extremismo islámico, dijo el sacerdote Ammar Yako.
Francisco escogió esta iglesia, dijo, para mostrar al mundo que cristianos e iraquíes necesitan vivir en paz.
‘El 6 de agosto de 2014, el Estado Islámico entró al área y nos fuimos. Nadie se quedó. Ellos hicieron lo que quisieron. Tomaron dinero, destruyeron casas y quemaron todo a su paso’, recordó Hani Banur, uno de los sobrevivientes.
Qaraqosh es considerada la capital cristiana de Iraq. Antes de la llegada de los terroristas, tenía una población de 65 mil personas, pero hoy solo hay 35 mil. La inestabilidad política e incertidumbre en el país árabe impulsaron a la emigración.
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