Ubicado a un centenar de kilómetros al norte de esta capital, ese centro urbano alcanzó notoriedad internacional con la invasión en 2014 de Daesh (acrónimo en árabe para Estado Islámico) y estuvo en manos de esa banda extremista hasta octubre de 2016.
A lo largo de ese período, los radicales islámicos acometieron una limpieza religiosa que mermó la población de unos 65 mil habitantes a unos 35 mil en la actualidad por asesinatos o éxodo.
Una madre joven, Dhuha, es una de las sobrevivientes de la oscura temporada terrorista, durante la que perdió a su hijo el 6 de agosto de 2014 cuando llegó la banda asesina.
A su cargo estará pronunciar un discurso dirigido al sumo pontífice, quien visitará hoy la iglesia de al-Tahira, construida en 1862, una de las más grandes y antiguas de la ciudad, que Daesh destruyó y utilizó como lugar de ejecución y tortura.
Dhuha prefirió callar sobre lo que le sucedió desde la llegada de los terroristas, pero hoy ofreció su testimonio al sitio Rudaw news y reveló parte del discurso que preparó para el papa.
‘Creemos que nuestros hijos hoy están en el seno de Jesucristo, pero los sobrevivientes tratamos de perdonar al agresor porque nuestro maestro perdonó a sus verdugos, y damos testimonio que el amor es más fuerte que cualquier otra cosa’, expresará.
Qaraqosh, en la norteña gobernación de Nínive, se engalanó con sus mejores atributos para recibir al santo padre y hay mucho entusiasmo, aunque el brutal reinado del Estado Islámico aún perdura en la mente de los lugareños.
De los miles de personas que aspiraban a participar en la misa de Francisco en al-Tahira solo asistirán unas 600, en razón de las medidas de seguridad y para mantener prevención sobre la pandemia de la Covid-19.
agp/arc