La violencia física era la más común, seguida de la emocional y la sexual, apuntó un artículo que publicó el portal Scroll.
Ellas declararon ser abofeteadas por sus maridos, empujadas, sacudidas o golpeadas, señaló la investigación.
El dos por ciento fueron asfixiadas o quemadas y el uno por ciento amenazadas o atacadas con cuchillo, pistola o cualquier otra arma.
Alrededor del 6,0 por ciento dijo que sus maridos las obligaron a tener sexo cuando no querían hacerlo, y el 4,0 por ciento afirmó que sus esposos las forzaron con amenazas u otras formas.
En gran número de casos (87 por ciento) la violencia se inició en los cinco años siguientes al matrimonio. Las embarazadas tampoco se libran del fenómeno.
Se documenta que el 21 por ciento de las féminas enfrentan lesiones, mientras el 8,0 por ciento padecen heridas en ojos, esguinces, dislocaciones y quemaduras.
La investigación señaló que 52 por ciento de las mujeres y 42 por ciento de los hombres justifican los golpes de los maridos a sus esposas, sobre todo cuando se le falta el respeto a los suegros.
El descuido de la casa o de los hijos es la segunda causa más aceptada. Las otras razones son que la mujer salga sin avisar al marido o se niegue a tener sexo.
En zonas rurales se permiten más los golpes a la mujer que en áreas urbanas, y tienden a disminuir con el aumento de la escolaridad y la riqueza.
Sólo el 14 por ciento de las que sufren violencia física o sexual buscan ayuda. Nada más que el 3,0 por ciento de las maltratadas acuden a la policía y el 1,0 por ciento a un proveedor de servicios médicos.
El estudio reveló que las féminas que toman las decisiones del hogar junto con sus maridos tenían menos probabilidad de sufrir violencia.
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