Ambas partes renovaron el compromiso de respetar los puntos de la Declaración de Roma, sobre todo evitar la violencia contra no beligerantes e investigar las denuncias sobre ese tema, según trascendidos a la prensa en esta capital.
Otra decisión es facilitar el acceso irrestricto e incondicional de ayuda humanitaria a todas las zonas de este país, azotado por calamidades que van de una sequía devastadora y los efectos de una devastadora plaga de langostas del desierto.
Todas las provisiones serán supervisadas por el Mecanismo de Verificación y Supervisión de los Acuerdos de Transición y Alto el Fuego, adoptado por ambos adversarios, los cuales aceptaron examinar las causas subyacentes del conflicto que los opone.
Sudán del Sur, el país más joven del planeta, está sumergido en una espiral de violencia incontenible, causante del desplazamiento de decenas de miles de personas, desde que a mediados de 2013 el presidente Salva Kiir destituyó al vicepresidente Riek Machar al que acusó de organizar un golpe de estado y asesinarlo.
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