Al término de una visita de siete días a la Región Autónoma del Caribe Norte, área más afectada por esos eventos, la directiva dijo que ‘el gobierno de Nicaragua y otros socios humanitarios han logrado avances tangibles para responder a las necesidades inmediatas y reconstruir la infraestructura dañada, como escuelas, viviendas e instalaciones de agua’, apuntó Informe Pastrán.
En las comunidades de Kiwastara y Andre a lo largo del río Coco, en el municipio de Waspam y Wawa Bar y Karatá (Puerto Cabezas), la funcionaria del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia comprobó que más de 260 escuelas perdieron sus techos y resultaron parcialmente dañadas o totalmente destruidas. Entre las labores de recuperación mencionó la entrega de 18 mil kits de higiene a las familias damnificadas y seis mil 150 de limpieza (jabón y baldes) a los colegios.
También citó la instalación o limpieza de 300 pozos y tanques y la distribución de 11 mil mochilas escolares más la habilitación de 12 espacios temporales que permitieron el regreso a clases de los niños afectados.
Vi cómo reparaban escuelas sin techo, reparaban pozos contaminados, los esfuerzos de reconstrucción están claramente en marcha y en medio de esta trágica situación, fui testigo de cómo una simple mochila escolar puede poner una sonrisa en el rostro de un niño e iluminar la esperanza en toda la comunidad, comentó.
Pero más allá del aprendizaje, volver a la escuela también ayudó a estas familias en las áreas más remotas a superar el trauma y recuperar un sentido de normalidad a través de sus propios hijos’, agregó la directora regional de Unicef.
Entre el huracán Eta, del 3 de noviembre y el Iota (16 del propio mes) los daños a Nicaragua son valorados en 742 millones de dólares, que representaron una afectación del 6,2 por ciento del Producto Interno Bruto, según fuentes gubernamentales.
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