Franco, del Partido Socialismo y Libertad, y su chofer Anderson Gomes fueron ultimados en una céntrica zona de Río en la noche del 14 de marzo de 2018.
Trece disparos de una subametralladora HK MP5, de alta precisión y utilizada solo por fuerzas policiales de élite, alcanzaron el vehículo en que se trasladaban.
La activista regresaba a su casa tras participar en un debate con jóvenes negras, cuando su auto fue baleado: ella recibió disparos en la cabeza y el conductor en la espalda.
Hasta el momento no hay claridad sobre quién fue el responsable intelectual de la transgresión fatal investigada por la Policía Civil y el Ministerio Público de Río.
Durante todo este periodo, la indagación apunta a la participación de milicianos de las fuerzas de seguridad.
A propósito de los mil 95 días del hecho de sangre, el Instituto Marielle Franco convocó este domingo a un tuitazo y presentó un dossier con toda la información sobre el caso.
En el documento formula 14 interrogantes, que aún siguen sin soluciones, y entre estas aparecen: ¿Quién ordenó el asesinato de Marielle?; ¿Cuál fue el motivo del crimen? y ¿Por qué no se ha avanzado en la investigación de la autoría intelectual del atentado?
Al menos tres políticos de Río son considerados sospechosos en la planificación de la ejecución: el concejal Marcelo Siciliano, el exconcejal Cristiano Girão y el exdiputado Domingos Brazão, miembro del Tribunal de Cuentas del Estado. Todos niegan estar involucrados.
El 14 de marzo de 2019, el policía retirado Ronnie Lessa y el exoficial militar Élcio Queiroz fueron arrestados bajo los cargos de ser los autores materiales del crimen, pero aún no han sido juzgados.
La motivación del homicidio aún no está clara, pero según denuncias, Franco fue asesinada por su militancia a favor de los derechos humanos.
De acuerdo con fuentes cercanas a la investigación, las razones que llevaron a los ataques mortales estaban vinculados a las causas que la activista defendía.
El caso tuvo repercusión internacional y convirtió a la socióloga y feminista en un símbolo político en la lucha por los derechos humanos y la mayor participación de las mujeres negras en los espacios de poder en Brasil.
Después de tres años, la pregunta: ‘¿Quién mandó a matar a Marielle Franco?’ sigue sin respuesta.
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