Una vez más y con mucha tristeza siento la urgencia de evocar la dramática situación de Myanmar, donde muchas personas, sobre todo jóvenes, están perdiendo la vida para ofrecer esperanza a su pueblo, dijo el sumo pontífice al concluir la Audiencia General semanal.
Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar y digo: ácese la violencia! Yo también extiendo mis brazos y digo: áque prevalezca el diálogo! La sangre no resuelve nada, subrayó.
mgt/fgg