En una jornada de homenajes, discursos, presentaciones culturales y testimonios, el acto central tuvo lugar en esta capital en un monumento dedicado a quienes perdieron la vida a causa del flagelo.
El rey Philippe, la reina Mathilde y el primer ministro Alexander De Croo participaron en la ceremonia, a un lustro de los crímenes cometidos por seguidores de la organización terrorista Estado Islámico en el Aeropuerto Internacional Bruselas-Zaventem y la estación del metro de Maelbeek.
‘Estamos aquí para decir con claridad que no hay nada más valioso que una vida humana’, señaló el primer ministro en el acto, al cual solo asistió un centenar de personas como resultado de las restricciones para frenar la propagación de la Covid-19.
De Croo agregó en su intervención que aquel 22 de marzo ocurrió lo impensable y denunció la crueldad, el odio y la violencia sufridos ese día en Bélgica.
Los atentados terroristas con bomba en el aeropuerto y el metro provocaron víctimas de 40 nacionalidades entre muertos y heridos.
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