En este Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas, los ojos de la conciencia colectiva miran hacia este recinto, el cual repasa desde la ancestral cultura maya hasta los crímenes cometidos durante la guerra y los Acuerdos de Paz, muchos de ellos sin cumplirse.
El lema que animó su creación al Centro de Acción Legal para los Derechos Humanos fue ‘Para no olvidar’, y lo que en 2014 nació para dos o tres años se impuso por enseñar la historia que no aparece en los libros de texto.
Afiches, nombres, artesanías y esculturas, entre otras técnicas, reconstruyen los hitos más importantes de lucha y resistencia de los guatemaltecos en la aspiración de tener un país diferente, en paz.
La ‘Kaji Tulam’ significa en quiché ‘cuatro puntos cósmicos’, ‘cuatro elementos’ o ‘cuatro colores’ y es un centro destinado principalmente para la reflexión de la juventud.
‘De vez en cuando camino al revés, es mi modo de recordar. Si caminara solo hacia adelante te podría contar cómo es el olvido’, es el texto de bienvenida al inmueble, un fragmento de un poema del reconocido escritor guatemalteco Humberto Aka’bal (1952-2019).
El primero de los ambientes relata la historia de la cultura del imperio maya, sus matemáticas y astronomía, los códices y sus nahuales (espíritus), mientras la sala siguiente recrea la llegada de los españoles y la violencia como mecanismo de control de la población.
Otro espacio está dedicado a la colonización e independencia, la Primavera Democrática y la contrarrevolución (patrocinada por Estados Unidos).
Le sigue una una sala oscura con mesas y sillas tiradas, en referencia a la represión y al conflicto armado que sufrió el país centroamericano entre 1960 y 1996.
Allí se resguarda el informe de la Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi) Guatemala Nunca Más, elaborado por la Iglesia Católica, el cual documenta más de 50 mil violaciones a los derechos humanos tan solo en ese periodo.
También conforman el ambiente dos mil 119 nombres en representación del 4,4 por ciento de los desaparecidos en el enfrentamiento interno, de un total de 50 mil, y al menos 200 mil muertos, principalmente a manos del Ejército.
Un árbol de madera, del que cuelgan pájaros con nombres de las masacres, y de hombres y mujeres que fueron asesinados durante la represión, espera a los visitantes para que puedan colocar las historias de sus antepasados.
Recordatorio de que muchas hoy se repiten, lo único que cambian son los actores, principalmente defensores de la tierra, el agua y los derechos humanos de comunidades originarias aún en pie de lucha.
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