Tras la agresión militar de la OTAN en 2011 para derrocar al asesinado líder Muammar Gadafi, Libia descendió al infierno y se convirtió en un país fallido controlado por milicias armadas de diverso signo y bandas de traficantes de personas que tratan de llegar a Europa, en particular Italia y España.
El titular del Exterior alemán, Keiko Maas, calificó a su llegada la integración del nuevo gabinete libio de uno de los pocos acontecimientos brillantes en política exterior del último año y expresó su esperanza en el restablecimiento de la paz en este atormentado país del norte de África.
Aspectos de la integración del gabinete, incluida la participación del Gobierno paralelo con sede en la ciudad de Tobruk (noreste), encabezado por el mariscal Khalifa Haftar, estarán en la agenda de la reunión programada para hoy, en la cual participarán los cancilleres Jean-Yves Le Drian (Francia), y Luigi di Maio (Italia), según trascendidos sin confirmar.
Haftar, que califica de escoria islamista a los miembros del Gobierno establecido en esta capital, poseedor del respaldo internacional, lideró una ofensiva militar para desalojar de esta capital a sus rivales, pero fracasó en el intento.
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