Un nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señala que antes de la pandemia esas naciones (una de cada ocho aproximadamente) se encontraban abrumadas por la pobreza y su población infantil ya padecía grandes privaciones y falta de perspectivas de un futuro mejor.
La directora ejecutiva de ese organismo, Henrietta Fore, destacó que los niños de los países con deudas grandes y recursos limitados para los programas sociales carecen de posibilidades para salir de la pobreza y dejar atrás las privaciones.
‘Los costos personales y públicos son enormes, y llevan a que los niños, sus comunidades y sus países tengan muy pocas esperanzas de lograr un desarrollo económico y social sostenible’, dijo Henrietta Fore.
Chad, Gambia, Haití y Sudán del Sur son algunos de los países con mayores pagos por servicio de deuda y gastaban al menos tres dólares diarios por cada dólar destinado a los servicios sociales básicos.
De cara a este panorama, UNICEF instó a diseñar una reestructuración de la arquitectura de deuda internacional, que englobe las necesidades de los países de ingresos bajos y medios para proteger los derechos de los niños tras la crisis provocada por la pandemia de Covid-19.
El Fondo de la ONU abunda que dicha reestructuración debería incluir un mayor apoyo y condiciones favorables para los países pobres más endeudados, al igual que mayor transparencia sobre la deuda como parte de los planes presupuestarios nacionales.
También aboga por una acción coordinada por parte de los acreedores para convertir la deuda en inversiones que beneficien a los menores.
‘El alivio y la reestructuración integrales de la deuda son esenciales para garantizar una recuperación inclusiva y sostenible, de modo que los niños no tengan que soportar la doble carga de la reducción de los servicios sociales ahora y el aumento de la deuda en el futuro’, recalcó Fore.
Agregó que es fundamental que los organismos internacionales, los acreedores y los gobiernos nacionales actúen juntos para reducir la carga de la deuda y dirigir los ahorros hacia inversiones sociales que incluyan a todos.
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