Actualmente no tenemos ningún esfuerzo ni intención de abandonar el convenio, expresó Erdogan a los periodistas tras una reunión de los principales líderes del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo.
Sin embargo, aclaró que su administración no dudaría en el futuro en revisar cualquier acuerdo para ayudar a mejorar Turquía.
La reunión fue convocada para discutir una controvertida declaración de almirantes turcos retirados que pidieron el domingo al gobierno que no abriera el debate sobre la Convención de Montreux.
Tal carta abierta llevó a muchos a acusar a los exoficiales de un intento de golpe de Estado, lo cual llevó a la fiscalía anunciar investigaciones contra los 108 firmantes.
La declaración también denunciaba supuestos esfuerzos para mostrar que las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Navales turcas se apartan del camino trazado por Mustafa Kemal Ataturk, considerado el fundador de la Turquía moderna.
Para los exalmirantes, la Convención constituye una garantía de seguridad de los Estados ribereños del mar Negro.
Además, los oficiales retirados consideraron que el vigente texto convirtió al mar Negro en una zona de paz y permitió a Turquía mantener su estatus neutral durante la II Guerra Mundial (1939-1945).
En el caso de barcos militares, existen limitaciones para las naciones fuera de la cuenca como una capacidad de desplazamiento por debajo de 15 mil toneladas, una estancia inferior a 21 días en la zona y un paso de solo siete al mismo tiempo.
Aunque la idea se maneja desde 2011, en diciembre de 2019 Erdogan anunció el proyecto del canal de Estambul, cuya construcción debió iniciarse en un principio en 2018, con un costo de 10 mil millones de dólares.
El mandatario aclaró entonces que el paso previsto de 160 buques diarios por la mencionada vía estaría fuera de lo regulado en la referida Convención.
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