El ferrocarril avanza a lo largo de una vía con más de dos mil vasos llenos de agua y, a su paso, suena una compilación de 20 éxitos de la música clásica, entre ellos, Radetzky March, del austriaco Johann Strauss, y Für Elise, del compositor alemán Ludwing van Beethoven.
Durante el trayecto, el tren pasa por paisajes coloridos de urbes como Hamburgo y la ciudad estadounidense de Las Vegas y los impulsores de la idea colocan un aceite ligero en los recipientes para evitar la evaporación del líquido y las notas desafinadas.
El Museo, denominado en español País de las Maravillas en miniatura, ya apareció en el libro de los Récords Guinness con el conjunto de trenes en miniatura más grande del mundo y una longitud total de vía de 15 715 metros.
La pinacoteca, constituida en el año 2000, resulta una de las atracciones turísticas más visitadas de Alemania y atesora también representaciones pequeñas de monumentos y lugares emblemáticos de Hamburgo como la catedral, la estación central y el puente Köhlbrand.
El espacio reproduce escenas de la historia del país europeo, especialmente, la vinculada con la Segunda Guerra Mundial, así como, la estación de tren suiza Porta Alpina, un concierto del músico Peter René Baumann, conocido como DJ BoBo, y el aeropuerto de la imaginaria ciudad de Knuffingen.
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