Según los organizadores, la muestra recoge la trayectoria de un artista poseedor de una estética particular y de algunas de las obras más reconocidas en la historia del arte universal.
La exhibición, denominada Klimt: la experiencia inmersiva, se inauguró simultáneamente en la nación ibérica y en la Galerie Horta, un espacio Art Nouveau integrante del conjunto arquitectónico de la Gare Centrale de Bruselas, en Bélgica.
En su producción participaron numerosos artistas y estudios creativos en artes digitales locales e internacionales, entre ellos, Dirty Monitor, Broomx, ActiveMe, Jordi Massó y Sergio Albiac.
El discurso expositivo valoriza las relaciones entre activistas de la Viena en la cual vivió Klimt y la Barcelona de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, y visibiliza el deseo del pintor de renovar el arte y romper con el pasado.
La exposición reconoce cómo el austriaco abandonó su carrera dentro de la pintura académica para formar, junto a otros artistas, el Movimiento la Secesión, consagrado a la reivindicación de la libertad creativa frente a un arte caduco y conservador.
Los expertos aseguran que el alcance internacional de ese grupo es perceptible en otros como Tiffany en Estados Unidos, Art Nouveau en Francia y Bélgica, Jugendstil en Alemania, Liberty en el Reino Unido o Floreale en Italia.
Sumado a esa revolución artística emergió el feminismo, con activistas consagrados a la reivindicación de un rol nuevo para la mujer en la sociedad y, precisamente, la selección comprende un apartado sobre la lucha de féminas como Dolores Monserda, Carmen Karr, Teresa Claramunt y Adlheid Popp.
Los curadores consideran como momentos inmersivos más intensos el audiovisual de 360ú con las pinturas más conocidas de Klimt y otro de realidad virtual con una duración de 10 minutos, en el cual el visitante recorre obras como Dánae (1907), El árbol de la vida (1909) o Muerte y vida (1916).
jf/dgh/gdc