Radio Metropole, con medio siglo al aire, guardó este jueves un minuto de silencio y pidió a los oyentes honrar a las víctimas de la inseguridad, un fenómeno que se disparó en los meses recientes, mientras bandas armadas controlan zonas cada vez más amplias de la capital y otras ciudades.
También la Iglesia católica ofició una misa de liberación por iniciativa de la Conferencia Episcopal, que reunió a cientos de fieles para denunciar la situación del país y recordar que el secuestro es un acto ilegal condenado por el derecho internacional.
Varios obispos participaron en la ceremonia en la iglesia Saint Pierre de esta capital, donde oraron por un Haití sin secuestros ni violencia y por la liberación de siete religiosos, retenidos desde el domingo pasado, por los cuales los captores exigen un millón de dólares.
Justo al mediodía, las campanas de todos los templos repicaron al unísono, a lo cual se unieron los ciudadanos con un cacerolazo.
Por su parte, unos 40 comercios, centros docentes y de servicios mantuvieron sus puertas cerradas en protesta contra la violencia generalizada.
Incluso el presidente Jovenel Moïse reconoció la gravedad de la situación actual y admitió la ineficacia del Gobierno para combatir el fenómeno, que está afectando a todos los estratos sociales.
La víspera Moïse sustituyó al primer ministro Joseph Jouthe, quien en el último año tuvo modestos resultados ante la proliferación de la inseguridad, e invistió al canciller Claude Joseph en el cargo.
De acuerdo con un informe de Naciones Unidas, los raptos se duplicaron en 2020 con respecto al año anterior, e incluso afectaron a niños en edad escolar.
Al respecto, el Centro de Investigación en Derechos Humanos confirmó que al menos 157 personas fueron secuestradas en Haití durante los primeros tres meses del año, la amplia mayoría en la capital, una cifra que dobla la registrada en igual periodo de 2020.
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