El espacio latinoamericano y caribeño comenzó la difusión del pensamiento continental en abril de 1959, bajo la dirección de la heroína y guerrillera cubana Haydee Santamaría y su material bibliográfico resulta un repaso por la historia, intelectualidad y procesos socio-políticos de la región.
Situado en la esquina de las calles 3era y G, en la barriada del Vedado, el célebre edificio constituye desde 2010 Monumento Nacional, y qué mejor ocasión para recordar su impronta que este 18 de abril, Día Internacional de los Monumentos y Sitios.
Si bien fue concebida inicialmente como residencia, en 1947 tras adquirirla la Asociación de Escritores y Artistas Americanos, la propiedad incorporó una tercera planta. Casi una década después, el arquitecto cubano Ramón del Busto agregó la conocida torre.
Durante una conversación de Santamaría con un grupo de obreros cubanos, el 4 de junio de 1974 y difundida en La Ventana -portal informativo de la institución-, ella cuenta cómo a su llegada en 1959 ‘era un pedazo de casa que parecía una iglesia’.
‘Quienes estábamos cerca de los compañeros que en este país saben lo que puede suceder, sobre todo Fidel (Castro), estábamos al tanto de que se avecinaban rupturas de relaciones con la América Latina, de que tendríamos grandes conflictos (…) empiezo a pensar que cuando nos aíslen de nuestro continente, era importante no aislarse de la cultura latinoamericana’, narró.
En los momentos fundacionales, la entidad frenó el bloqueo contra la Isla desde la literatura y el arte.
‘Cuando a casi ningún país de nuestro continente llegaba nada de Cuba, la Casa de las Américas llegaba (…) Y cuando los escritores latinoamericanos vienen a Cuba, lo que más nos interesa es que (…) se vayan con una visión justa de lo que es nuestra Revolución’, refirió.
Pensamiento, investigación e historia
El actual director del Centro de Investigaciones y de la Revista Casa de las Américas, Jorge Fornet, recordó que uno de los propósitos de la institución siempre fue el conocimiento y difusión del pensamiento regional, desde tres ejes de labor fundamentales: el premio, la revista y la editorial.
‘En el plano literario y de las publicaciones hubo un ascenso rápido. Sobre todo, para compilar temas y autores claves; ideas y propuestas emanadas desde la Casa y que servían de pivote de la reflexión en el continente’, sostuvo.
‘Uno de los primeros lauros de ensayo, otorgado en 1960 fue al escritor, poeta y crítico literario argentino Ezequiel Martínez Estrada’, relató a Prensa Latina.
A juicio del académico, si analizamos las colecciones, galardones y libros editados en más de 60 años podemos entender la trayectoria, testimonio y valor documental de la región y el sentir de la intelectualidad, entre ellos, del dramaturgo y político guatemalteco Manuel Galich (1913-1984) y del poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009).
‘La Casa atesora la obra de grandes pensadores del siglo XIX como el puertorriqueño Eugenio María de Hostos y el cubano José Martí, pero también añade autores contemporáneos. Es un organismo raro: porque es muy fiel a la institución del primer día y a la vez es muy diferente’, expresó.
Según Fornet, la entidad se aventura siempre en la creación de nuevos departamentos, programas y categorías a concursar y muchos autores de la región se dieron a conocer gracias a ese espacio cultural habanero.
Es el caso, por ejemplo, del periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano cuyo texto ‘Las venas abiertas de América Latina’ mereció mención en el Premio Casa de las Américas en 1971 y hoy es uno de los clásicos de la literatura política del continente. Con los años, advierte el investigador, se añadieron tópicos universales. Al análisis y promoción de las letras, música, teatro y artes visuales se sumaron estudios sobre la mujer, los pueblos indígenas, los latinos en Estados Unidos, apuntó.
La presencia de África en el área, el estructuralismo, el papel de las universidades, la ecología y, ahora, el impacto de la pandemia Covid-19, añadió.
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