Aunque Salvador de Bahía fue capital de 1534 a 1763 y Río de Janeiro desde esa última fecha a 1960, en la época colonial revoleteaba la idea de llevar el centro de poder del país a la región central, para evitar ataques por mar.
Pero la posibilidad comenzó a ganar fuerza en 1823, cuando José Bonifacio de Andrada e Silva, conocido como Patriarca de la Independencia, reforzó la propuesta de trasladar la sede al interior del territorio y sugirió el nombre de Brasilia.
La visión terminó siendo interpretada como un presentimiento del lugar donde debería ser construida. Pero solo comenzó a ser factible en 1891, cuando se incluyó la determinación de su área en la primera Constitución.
Tras una dilatada espera, en 1956, con la nueva demarcación de la futura capital, el presidente Juscelino Kubitschek comenzó realmente la realización del proyecto bajo guía de los urbanistas Lúcio Costa y Óscar Niemeyer.
Como responsable de la construcción de los monumentos, Niemeyer fue el autor de las principales estructuras de la emblemática ciudad: el Congreso Nacional, los palacios del Planalto y de la Alvorada, el Supremo Tribunal Federal y la Catedral de Brasilia.
Desde febrero de 2020, la Covid-19 ‘es un problema global y ahora nos pilló justo cuando empezábamos un importante programa de modernización y revitalización de la ciudad’, afirmó el gobernador Ibaneis Rocha al periódico Correio Braziliense.
Aseguró que cuando asumió había un déficit millonario en la urbe, lo cual resolvió con medidas y en el momento de poner en marcha planes y propuestas ‘la pandemia golpeó a todo el mundo de frente, y en Brasilia no fue diferente’.
Según Rocha, pese a inconvenientes, en la ciudad se creó la mayor red de protección social de Brasil, atendiendo a cerca de 700 mil personas con algún tipo de prestación.
Argumentó que ‘las cifras demuestran que nuestra decisión de abrir el comercio de forma controlada y el toque de queda a partir de las 22:00 hora local, fue acertada’.
‘Si todo el mundo respeta las normas de aislamiento, el uso de mascarillas y el aseo de las manos, creo que no tendremos problemas y mucho menos motivos para un nuevo cierre’, advirtió al reconocer los graves números registrados este mes por el virus.
El Distrito Federal, que alberga a Brasilia, acumula hasta la fecha siete mil 344 muertes y 368 mil 924 infectados por el patógeno.
La armonía y la calidad en el diseño de las obras contribuyeron a que el 7 de diciembre de 1987 Brasilia fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
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