La promesa fue realizada ante los líderes del bloque por el general Min Aung Hlaing, quien el pasado 1 de febrero encabezó una asonada golpista que depuso a las autoridades electas de aquel país.
Calificado de sorpresivo por muchos analistas, el desenlace sobrevino luego de más de tres horas de debates a puertas cerradas que en un inicio no parecían conducir a este punto.
Al cabo, los jefes de Estado o de Gobierno de Brunéi, Cambodia, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam propusieron un texto -luego aceptado por el general Hlaing- según el cual ‘habrá un cese inmediato de la violencia en Myanmar y todas las partes ejercerán la máxima moderación’.
La reunión ha sido un éxito. Este resultado está más allá de nuestras expectativas, dijo a periodistas el primer ministro malasio, Muhyiddin Yassin.
El jefe de la junta militar también se comprometió a permitir la mediación de la Asean y a propiciar ‘un dialogo constructivo entre todas las partes’ para buscar una solución pacífica al conflicto.
Rechazó, sin embargo, el pedido de liberar a los miles de ciudadanos encarcelados por protestar contra el golpe y a los miembros del depuesto gobierno, incluida la Consejera de Estado y Premio Nobel de la paz, Aung San Suu Kyi.
La represión contra los manifestantes deja más de 745 muertos, la mayoría por disparos de las fuerzas golpistas.
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