La mencionada dependencia señaló que la actividad del funcionario no estaba en correspondencia con la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas de 1961, en coincidencia con similares decisiones adoptadas por Italia y República Checa.
Praga intentó la semana pasada lograr un consenso dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para un pronunciamiento colectivo contra Rusia, en medio de una profunda crisis de los nexos entre ese país y la República Checa.
El pasado día 17, el gobierno checo decidió expulsar a 18 diplomáticos rusos de Praga, a lo cual Moscú respondió con la declaración de persona non grata de 20 funcionarios de la embajada del país centroeuropeo, destacó la prensa capitalina.
A ese intercambio de expulsiones siguieron otras más numerosas. El gobierno checo justica su escalada contra Rusia con acusaciones contra ese país de emplear sus servicios de inteligencia para provocar un incendio en un polvorín, en 2014.
Tales acusaciones son rechazadas por el Kremlin que las califica de desatinadas e infundadas.
En Praga, el presidente Milos Zeman declaró la víspera que era necesario tomar en cuenta dos posibles versiones de los hechos ocurridos en el almacén de municiones de Vrbetice: una por negligencia y otra por una acción de la seguridad rusa.
Zeman fue acusado de inmediato por funcionarios del ejecutivo, en el que en los últimos días salieron a relucir diferencias internas, de perjudicar los intereses del país al poner en duda la presunta implicación rusa en el citado hecho.
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