El flujo de lava se desplaza con rapidez frente al cerro Chino y expertos no descartan episodios de alta explosividad en las próximas horas.
La alegría por el fin de la fase eruptiva, anunciada el 23 de abril, duró bien poco para las aldeas asentadas en las faldas del coloso, en particular El Patrocinio y El Rodeo, las más afectadas por la caída de ceniza y material volcánico.
Los impresionantes ríos de lava amenazaron con llegar hasta sus casas, y en el camino arrasaron con cosechas de maíz y frijoles junto a la vegetación del lugar.
Según el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), el Pacaya registró este jueves un cambio de actividad explosiva a una predominantemente efusiva, con un nuevo flujo de lava de unos 200 metros de diámetro que avanza con rapidez por el flanco norte del edificio volcánico.
De la fisura se escuchan sonidos similares a una locomotora, desgasificación de forma continua y algunas explosiones débiles con caída de ceniza.
El Pacaya tiene dos mil 552 metros de altura y está situado a unos 47,5 kilómetros al sur de esta capital, en el departamento de Escuintla.
A finales de marzo último, un giro en la dirección del viento provocó una lluvia de ceniza en regiones al norte del cono, incluida Ciudad de Guatemala, y el cierre por 24 horas del aeropuerto internacional La Aurora.
El Insivumeh recomendó este jueves la clausura del Parque Nacional Pacaya otra vez y prohibió el acceso al cráter Mackenney debido a la inestabilidad de la zona recientemente afectada por los flujos de magma.
La anterior erupción duró casi tres meses y mantuvo en vilo no solo al municipio de San Vicente Pacaya, del cual toma el nombre, sino también a departamentos cercanos como Guatemala.
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