A riesgo de su salud y vida, aunque tomando todas las medidas de protección, trabajan en todos los continentes reportando los esfuerzos para enfrentar la enfermedad que azota al mundo desde el año pasado.
En su mensaje por el 30 aniversario de la Declaración de Windhoek, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, reconoció que los periodistas del mundo ‘han informado desde el terreno, incluso asumiendo grandes riesgos personales’.
Tras reafirmar el compromiso de ese organismo de Naciones Unidas con la defensa y promoción de la libre circulación de la información como bien público, llamó a defender a los trabajadores de los medios de comunicación.
En la ocasión, la filipina María Ressa, directora del medio en línea Rappler, recibió el Premio Mundial a la Libertad de Prensa Unesco-Guillermo Cano, al que Prensa Latina fue nominada en tres ocasiones consecutivas.
Prensa Latina, que en junio cumplirá 62 años de vida, nació al calor de la Revolución Cubana, en emergencia, acosada desde el primer momento por Estados Unidos y sus grandes agencias noticiosas Associated Press y United Press International, que en esa época suministraban el 100 por ciento de las noticias los medios de la región.
Según un informe de la Unesco, de 1964, ambas empresas sumadas -cuyas informaciones llegaban a un centenar de países en 48 idiomas- contaban con 261 corresponsalías en Estados Unidos y 167 en el extranjero con miles de reporteros, especialmente en América Latina.
En las campañas contra Cuba participaron, además de la AP y la UPI, las revistas Life, Newsweek, US News and World Report y numerosos periódicos de alto tiraje.
Fue necesario organizar, el primer mes del proceso revolucionario, la Operación Verdad, que durante dos días reunió a unos 400 periodistas extranjeros para constatar la realidad de Cuba.
El joven líder cubano Fidel Castro sostuvo que las agencias internacionales ‘publican en el extranjero lo que les da la gana, y a los pueblos de América del Sur y Estados Unidos les llega lo que ellos les mandan: una forma de censura a través del monopolio de la noticia’.
En lo que fue considerada la mayor conferencia de prensa de la época, puntualizó: ‘A ustedes, los periodistas latinoamericanos, no les queda más remedio que aceptar lo que le diga el cable, que no es latinoamericano’. Insistió en que la región debería estar en posesión de medios que le permitan conocer la verdad y no ser víctimas de la mentira.
En ese contexto, se planteó la necesidad de crear una agencia noticiosa que diera voz propia a los pueblos latinoamericanos y surgió Prensa Latina, el primer medio alternativo de la región.
Varias generaciones de periodistas de Prensa Latina han cubierto los principales acontecimientos de la política, la economía, la ciencia, la tecnología, la cultura y el deporte de las seis últimas décadas. Golpes militares, guerras y otras agresiones han ocupado amplios espacios en la agenda editorial de Prensa Latina, en defensa de las justas causas de los pueblos.
En toda su historia, sus corresponsales debieron enfrentar allanamientos, cierres, congelación de fondos, detenciones y hasta el asesinato. Hoy mismo, algunos tienen problemas de visado en ciertos países, la prohibición de realizar transferencias bancarias y maniobras para impedir la contratación de sus servicios periodísticos.
Corresponsal Luis Martinera y su esposa, asesinados en Uruguay en 1972 |
Ahora, pese a grandes dificultades económicas, derivadas del bloqueo estadounidense contra Cuba y de la propia pandemia Covid-19, Prensa Latina cuenta con 38 corresponsalías en todos los continentes y una gran experiencia acumulada.
Convertida en una activa institución multimediática, la agencia transmite 400 despachos las 24 horas del día en seis idiomas, imprime una veintena de publicaciones y cuenta con una valiosa fototeca patrimonial, una emisora radial on-line y un servicio de televisión.
Con una creciente presencia en la WEB y las Redes Sociales, la agencia enfrenta grandes desafíos, junto a muchos periodistas y comunicadores de la región, como la profusión de falsas noticias, desinformación, tergiversación, manipulación, censura y la enorme concentración de los medios en pocas manos.
Según informes recientes, solo cinco o seis mega-medios transnacionales, propietarios de miles de periódicos, revistas, editoriales, emisoras de radio y de televisión, controlan el 90 por ciento de los medios y el 70 por ciento del mercado informativo mundial.
Jl