En un encuentro virtual con panelistas de alto nivel y expertos fue presentado el quinto reporte de la Gnafc sobre crisis alimentarias 2021.
La Gnafc fue creada por la Unión Europea, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) durante la Cumbre Humanitaria Mundial de 2016 en busca de nuevos enfoques contra crisis prolongadas y catástrofes recurrentes, reducir la vulnerabilidad y manejar riesgos.
En la presentación el director general de la FAO, QU Dongyu, catalogó el informe como un referente mundial para datos sobre inseguridad alimentaria y malnutrición global en países que requieren de la colaboración concertada de la comunidad internacional.
Documento que, dijo, confirma la tendencia del aumento de la inseguridad alimentaria aguda ‘ciclo de crecimiento del hambre tiene que tener fin’, para lo cual, apuntó, debe haber una audaz transformación de los sistemas agroalimentarios para hacerlos más eficiente e inclusivos, resilientes y sostenibles.
Para QU el panorama de 2021 y el más allá es muy negativo y catalogó como contraste inaceptable que la humanidad ahora puede dividir moléculas para generar oxígenos en Marte, mientras ‘aquí sobre el planeta Tierra 155 millones de nuestra familia humana sufren hambre aguda’.
De igual modo Janez Lenarčič, comisario europeo de gestión de crisis, comparó que la pandemia de la Covid-19 creó la tormenta perfecta, exacerbando las fragilidades existentes y amplificando las desigualdades, afectando a las comunidades más vulnerables y elevando el hambre a niveles sin precedentes.
Lenarčič apeló a hacer cuanto sea para revertir esta situación tan preocupante, a tiempo que dijo sentir satisfacción al escuchar que el Grupo de los 7 (principales economías del mundo) también dio un paso adelante ‘preparando un pacto de medidas para prevenir el hambre de manera colectiva en 2021’.
Por su parte, David Beasley, director ejecutivo del PMA, explicó que ese reporte es ‘trágicamente solo la cima del iceberg que estamos afrontando en todo el mundo, la imagen mundial es aún peor’.
La hambruna toca a la puerta de millones de familias, alertó Beasley, y destacó que de las 370 millones de personas con hambre crónica, más de 34 millones están próximas a la hambruna y a quienes solo la asistencia alimentaria les impide rebasar ese umbral y caer en el barranco.
Explicó que cuando se declara técnicamente una hambruna, las personas están muriendo o están muertas y al respecto reclamó urgentemente una inyección de financiación de la comunidad internacional.
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