El primer ministro Andrej Babis consideró que esa debía ser la actitud de los 27 países de la UE en relación con la acusación de Praga sobre la supuesta implicación de Moscú en un incendio de un polvorín de la localidad de Vrbetice, en 2014.
Durante la cumbre social del bloque comunitario en Oporto, el jefe de Gobierno retomó la escalada de confrontación con el gigante euroasiático, tras un fracaso para hacer lo mismo ante una cita de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Nunca debemos permitir ese tipo de acciones en el territorio de la UE. Un ataque contra uno de sus miembros debe ser considerada como una agresión a todos, estimó Babis, citado aquí por el diario Mlada Fronta DNES.
Medios de prensa locales recuerdan que, a diferencia de la alianza atlántica, las naciones de la mencionada entidad regional carecen de obligaciones de defensa colectiva.
Rusia calificó en su momento de desatinadas e infundadas las acusaciones contra su seguridad e inteligencia militar de un hecho ocurrido hace siete años y por el cual fue analizada en su momento una empresa búlgara que arrendó el almacén.
Praga expulsó el pasado 17 de abril a 18 funcionarios de la embajada rusa y Moscú respondió con la declaración de persona non grata de 20 diplomáticos checos, todo lo cual desató un intercambio de medidas similares entre ambos estados.
En medio de declaraciones del presidente Milos Zeman sobre la necesidad de estudiar otras versiones en el incidente del fortín, Babis demandó en la ciudad portuguesa una mayor coordinación de posiciones sobre los criterios del citado hecho.
Las autoridades checas aseguraron que su servicio de seguridad conoce los detalles de la participación rusa en el incendio de 2014, pero se niegan a revelar alguna prueba, lo cual es visto en Moscú como inaceptable.
Eslovaquia, Lituania, Letonia y Estonia expulsaron a uno o dos diplomáticos rusos, a lo que Moscú respondió con medidas simétricas.
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