Según dijo al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, durante los últimos meses se intensificó la lucha contra los grupos armados terroristas en esa región africana.
La Fuerza Conjunta del G5 Sahel continúa mejorando su capacidad operativa y es parte vital de las respuestas de seguridad frente a esas agrupaciones, apuntó.
Si bien hay avances, también existen muchos desafíos, añadió Lacroix y reiteró el llamado de un financiamiento más predecible para ese mecanismo y asegurar que puedan recibir la asistencia necesaria.
Células terroristas y grupos armados tienen su rango de acción en extensas áreas de la zona del Sahel, de acuerdo con reportes de ONU.
Datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados señalan que unos 5,4 millones de personas huyeron de sus hogares en esa región debido a conflictos y otros problemas como el cambio climático y la sequía, la inseguridad y el extremismo violento, entre otros.
En medio de la pandemia de Covid-19 y mientras la crisis de inseguridad alimentaria aumenta, una mayor cantidad de población allí depende de las ayudas humanitarias.
Todo esto es considerado por los analistas y expertos en el tema como un caldo de cultivo para el extremismo violento y los grupos armados. Actualmente, Estados miembros del G5 Sahel (Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger) intentan agilizar las acciones para que esa fuerza conjunta alcance su plena capacidad operativa.
Creado el 16 de febrero de 2014, el Grupo de los Cinco para el Sahel es un marco institucional de coordinación y seguimiento de cooperación regional enfocado en políticas de desarrollo y seguridad.
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