El Ministerio de Relaciones Exteriores manifestó oposición a la iniciativa planteada por la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, y a sus acusaciones de supuesto genocidio a las etnias de Xinjiang (noroccidente), con fuerte presencia de musulmanes.
Le exigió abandonar los ‘trucos políticos’ y enfocarse en los problemas que agobian a Estados Unidos como la supremacía blanca, el racismo y la discriminación hacia grupos como los descendientes de africanos y asiáticos.
‘La politización del deporte va en contra de la Carta Olímpica, daña los intereses de los atletas de todos los países y la causa olímpica internacional’, indicó la Cancillería, al augurar el fracaso de propuestas como el boicot.
Entre otras cuestiones, ese despacho enfatizó en que los preparativos para la cita invernal transcurren sin contratiempos, y China confía en acogerla con éxito y en un entorno seguro.
Aparte de Pelosi, en los últimos meses varias potencias y grupos de derechos humanos promueven la idea de boicotear el evento deportivo o sacarlo del país asiático, alegrando supuesto maltrato en la región autónoma uigur.
Ese tema mantiene bajo tensión las relaciones de China con naciones de Occidente, derivó en la mutua imposición de sanciones y hasta problemas en el terreno comercial.
En reiteradas ocasiones, el gigante asiático denunció la politización del asunto, condenó la injerencia foránea y aseguró que los programas aplicados en Xinjiang buscan frenar el terrorismo, el separatismo y la radicalización.
China está casi lista para acoger en febrero del año próximo las Olimpiadas y Paralimpiadas de Invierno en Beijing, que se convertirá en la única ciudad del mundo en ser anfitriona de ambas variantes de las competencias.
En 2008 esa urbe fue sede de la edición de verano.
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