Según un artículo aparecido en Scientific Advances, tal situación provoca el estrés crónico, que genera función inmunológica suprimida.
Los efectos del ruido son ampliamente perjudiciales en las aves, debido a su potencial para interferir con el aprendizaje en una etapa crucial del desarrollo.
Al quedar suprimida la función inmunológica estas sufren más enfermedades y con mayor frecuencia.
Los expertos explicaron que el canto de las aves es el modelo animal de mayor trascendencia para el aprendizaje vocal y el desarrollo del habla en el ser humano.
Teniendo en cuenta esa relación, comprender el impacto en las aves facilita el estudio en los niños.
Muchos expertos aseguran que las deficiencias en el aprendizaje y el lenguaje durante los primeros años de la vida de un infante guardan relación con la contaminación acústica.
Científicos demostraron en otras investigaciones que el ruido incrementa considerablemente el factor de riesgo ligado a la ansiedad y la depresión.
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