El letrado, quien hace unos años presidió la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente, había sido sometido a un transplante de hígado del que salió airoso, pero mientras se recuperaba en un hospital de área metropolitana de San Juan le sobrevino un infarto.
Rivera fue ministro de Justicia, tras convertirse en una celebridad durante una audiencia televisada del Senado de Puerto Rico, que pasó a ser un acontecimiento mediático al inicio de la década de 1980 por desenmascarar el montaje del gobierno de Carlos Romero Barceló, del Partido Nuevo Progresista (PNP).
Con un estilo muy particular, el letrado evidenció que los izquierdistas Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví, hijo del prominente escritor Pedro Juan Soto, fueron llevados engañados al Cerro Maravilla en Villalba (centro), donde resultaron ejecutados por un grupo de policías.
El doble crimen fue un ‘escarmiento a los independentistas’ puertorriqueños en una época de intensa lucha política.
La versión original del asesinato, ocurrido el 25 de julio de 1978, es que los policías repelieron un ataque cuando ambos jóvenes se disponían a derribar unas torres de televisión, pero en realidad se trató de un montaje coordinado con un agente encubierto, Alejandro González.
El 29 de abril de 1986, González fue ejecutado en una emboscada al llegar a la casa de su madre en Bayamón, contiguo a San Juan.
El columnista del semanario Claridad Manuel de J. González comentó, al conocer la muerte de Rivera, que no es fácil derrotar una conspiración del gobernador Romero Barceló, recién fallecido, el Departamento de Justicia y la Policía, con ayuda del Buró Federal de Investigaciones (FBI), para encubrir dos asesinatos perpetrados por policías.
‘El equipo que dirigió Rivera Cruz lo logró; gracias a ellos la verdad se impuso, (por lo que) siempre estaremos en deuda con él’, dijo González, también abogado y quien fuera un alto dirigente del desparecido Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), marxista-leninista.
El exgobernador Aníbal Acevedo destacó que el país tiene una deuda de gratitud con el prominente abogado, ya que consiguió que se descubriera la verdad que las autoridades locales y federales pretendieron ocultar sobre los asesinatos de Rosado y Soto Arriví.
Por su parte, el presidente del Senado, José Luis Dalmau, refirió que Rivera, entre otras cosas, reformó el sistema de justicia criminal del país y fue responsable de la modernización de la investigación forense.
En tanto, la Federación de Béisbol de Puerto Rico lamentó, por voz de su presidente José Quiles Rosas, ‘profundamente’ el deceso.
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